miércoles, octubre 17, 2007

Sueños



En lo más profundo de la madrugada, en la hora en que la realidad se diluye ante la marea de sueños. Es entonces cuando los entes oníricos cobran vida y encarnan los más secretos deseos, las más horribles depravaciones, el negro y el blanco, el ser y el no ser. En esta mágica hora el tiempo fluye realmente líquido por delante de nuestros ojos y los espectros cobran verdadera dimensión. Espectros de horribles figuras, de espantosas y romas espadas, de oxidadas cadenas; pero también espectros de recuerdos, de imposible belleza, de ficticia verdad. Es la hora de los versos, pero también de los antiguos contratos de sangre. Es la hora en que todo tiene sentido, el duermevela, el sórdido otrolado, la grieta en la acera. Es la hora en la que el funámbulo puede al fin descansar.