viernes, noviembre 07, 2008

Horror Vacui

Lentamente avanzas por la calle preguntándote cuando todo cambió. No estás triste, ni siquiera abatido; tan sólo notas un enorme vacío. Un vacío que lo devora todo, ya sea bueno o malo. Un vacío que te llena, que te embarga con su absoluta desnudez. Todo cobra sentido y lo pierde a la vez. Pero no te importa, al fin y al cabo no sientes nada; quizá eso sea la verdadera libertad. Sientes como los lazos que te ataban a la cordura se van quebrando y te da igual. Sientes como lo poco que te unía a esa “realidad” se evapora bajo tus pies… Lentamente avanzas; ahora tan sólo avanzas.

jueves, junio 19, 2008

Ecos de un pasado

Canciones malditas, sombras del pasado le perseguían desde el susurrante altavoz. Era impresionante como unas simples notas, unos pocos versos escritos por algún otro en algún otro lugar, pudiesen describir de esa forma su vida. Sus deseos más profundos, sus vergüenzas más secretas; incluso los nimios detalles que para él significaban un mundo. Todo se deslizaba entre palabra y palabra. Espejo de su desesperación las estrofas volaban en la habitación recordándole situaciones y sensaciones, removiendo los rescoldos de su alma mientras entre sollozos recitaba las conocidas letras. Retazos de conversaciones, caricias, besos y miradas lo asaltaban desde los rincones. Se había ido... Por mucho que lo repitiese era incapaz de aceptarlo. Se habían acabado esas conversaciones intrascendentes en el metro; se había ido para siempre esa pícara sonrisa que tanto le gustaba; habían desaparecido esos ojos, divertidos y llorosos, que durante horas había contemplado embobado mientras intentaba adivinar su color; habían huido esos carnosos labios que lo devoraron entre sus llamas; tantas cosas.... y tan pocas.... Atado a su cama, prisionero de su propia rutina, el chico escuchaba con la mirada perdida en el sucio techo de la sala, desvaneciéndose tras cada cuerda pulsada, evaporándose en cada tecla tocada. Finalmente se esfumó, sin dejar más rastro que unos pocos acordes que escapaban por la ventana relatando una historia de nadie sobre algo que jamás ocurrió.

martes, junio 17, 2008

Carpe noctem

El reflejo tras el cristal
La respuesta en el fondo del vaso
El rostro entre la multitud

Fantasmas inalcanzables
Que te ensordecen
Con el tronar de sus cadenas

Canciones de otras noches
Olores de otros tiempos
Miradas que ni tan siquiera existieron

Recuerdos imposibles
Que se empeñan
En no desaparecer

Quizás sólo esta noche
Quizás sólo esta hora
Quizás sólo este instante


Quizás…

martes, mayo 06, 2008

Joven senectud


13:00 del mediodía y aún oigo un pitido incesante. La boca me sigue sabiendo a cartón a pesar de habérmela lavado tres veces y haber comido. Un leve dolor de cabeza aún martillea mis sienes. Aún así, desearía que este momento nunca acabase. El placer de sentarse al Sol sin nada más que hacer que mirar a la gente pasar. Imaginar sus vidas; vivir sus sueños; compartir sus ilusiones. Hay monjes que se podrían tirar toda su vida meditando aislados en sus altas cumbres y aún así no lograrían la paz que me embarga ahora mismo. Nada importa realmente ahora mismo y por ello me siento realmente importante. Ningún pensamiento, simple sentimiento. Esto sí que es vida. Empiezo a entender a los jubilados y a encontrarle otro sentido a pasar el rato. Ei, ¡esa no es forma de echar el hormigón! Casi puedo sentir mi bastón…



viernes, febrero 08, 2008

Cenizas del corazón


El olor a quemado era aún insoportable. El sonido de los llantos se confundía entre el estruendo de las sirenas. Llantos desgarrados que recordaban la imposibilidad de salvarla, la muerte de un hijo, la pérdida de un padre. Ante ellos, los bomberos se esforzaban por apagar los últimos rescoldos de las llamas. Una fila de cadáveres calcinados reposaban a un lado testificando macabramente la tragedia. En los ojos de uno de ellos le pareció verla, la veía morir. Cayó de rodillas al suelo, abatido ante tanta injusticia. Aún podía ver como lentamente su vida se apagaba. Las lágrimas rodaron por sus mejillas mientras la recordaba por última vez. Ya nunca volvería a verla; nunca más el resplandor de su mirada; jamás el roce de sus suspiros; había perdido para siempre el ardor de su pasión. Había muerto; los bomberos por fin habían acabado con ella: la llama se había extinguido.

lunes, diciembre 31, 2007

¿Te sabes aquél del científico y el campesino?



Si me preguntáis en dónde he estado debo decir "Sucede".

Pablo Neruda.




En sus inicios un campesino griego podía ver una piedra y no preguntarse nada al respecto; simplemente se relacionaba con ella, las cosas ocurrían. Pero con el tiempo empezó a preguntarse cosas acerca de esa piedra hasta llegar a la maldición del “porqué”. Y necesitó algo para responderse; en ese momento surgieron los sistemas de pensamiento. En su caso fue la mitología.

Según la mitología griega, el Caos (Χάος) es “el vacío que ocupa un hueco”. El origen de todo ya residía para ellos en algo completamente inalcanzable, en la paradoja que supone el Caos. Y de Caos nacieron los titanes, auténticas fuerzas de la naturaleza; imparables y también inalcanzables. Y de estos titanes, ya más cercanos, nacieron unos dioses, seres de capacidades únicas, pero asibles, asimilables. En un intento de llegar a una mínima comprensión, su propia mitología puso al mando a estos dioses. Con ellos en la cúspide, no hacía falta entender los dos pasos previos a su creación. Con la victoria de los humanizados dioses griegos, los derrotados titanes desaparecen, encerrados en el Hades para nunca más volver. Pero los espectros pueden ocultarse; nunca hacerlos desaparecer. Y así como los desterraron para siempre bajo su entendimiento, volvieron. Y los filósofos sufrieron una y otra vez sus vueltas. Vueltas que significaban inestabilidad, incertidumbre, duda, Caos.

Y el tiempo pasó y llegaron religiones y filosofías. Y uno a uno los constructos fueron cayendo ante la inconmensurable fuerza de una realidad. Pero, en el instante que todo parecía perdido, llegó la ciencia para reclamar el puesto de salvador. El sistema que todo lo solucionaría; el infalible sistema que pretendía demostrarlo todo. También en este caso se dieron dos pasos previos a desterrar en el olvido en forma de los axiomas, verdaderas fuerzas científicas, y de su padre, el orden más absoluto. Y durante un tiempo el sistema venció, gracias a la armonía entre sus elementos; pero al igual que en tiempos antiguos, los espectros retornaron. Los axiomas y el orden se vieron atacados por sus propios hijos. Surgieron la teoría de la relatividad, el principio de incertidumbre, la física cuántica. Y tras ellos llegó inestabilidad, incertidumbre, duda y una vez más Caos, la física del Caos.

En ese momento el científico, desengañado de su falsa verdad absoluta, se encontró cara a cara con el campesino y no supo si alguna vez volvería a ver esa piedra.

jueves, diciembre 27, 2007

Puntos de vista. Otro eslabón en la cadena.


Figuras, motas de colores circulando entre el gris de la ciudad. Batallas, luces y sombras, artificios y magia. Podría haberse quedado observando ese cuadro durante años. En ese mismo lugar, sentada por siempre. Viajando entre sus trazos, surcando las verdades en sus mentiras, gozando de cada soplo de color. Sólo ella y la pintura, sin nada que la molestase; sería perfecto.

No podía imaginarse nada tan bello. En toda aquella galería de arte no había nada que pudiese comparársele. Ella era perfecta. Sentado allí junto a ella, mientras observaban juntos un cuadro, no podía si no mirarla de reojo y soñar. Soñaba en quedarse en ese mismo lugar, sentado por siempre. Solos ella y él, sin nada que los separase; sería perfecto.

Estaba harto, harto de mentiras, de que sólo saliesen cruces al tirar la moneda. Al menos podrían irse. Otra parejita feliz. Le reventaban las parejitas felices. Había ido a ese lugar en un intento de olvidar, de huir y aquello le había explotado en la cara. Es que todos necesitaban mostrar su amor en público. Sentaditos en ese banco, ¿a qué jugaban?. De pie en el otro extremo de la sala sólo podía imaginárselos desapareciendo. Se quedaría solo, por fin solo, sin nadie que lo dañase; sería perfecto.

Lo había perseguido a lo largo de toda la galería, no había podido evitarlo. Realmente jamás había creído en el amor a primera vista, sensiblerías de Hollywood pensaba. Pero siempre dicen que la realidad supera a la ficción. Y allí estaba ella siguiendo su embriagador rastro. De pronto vio su mirada. El odio y el resentimiento rugían en su interior. Y al otro lado de la sala número V de aquel museo una pareja observaba un cuadro. No necesitaba saber más. Se giró y, lentamente abandonó el edificio con los ojos llorosos mientras se repetía que no lo conocía, que no importaba. Aún así no podía evitar fantasear. Solos él y ella, sin nadie que lo estropease; sería perfecto.

Mientras tanto, en su atalaya, el Obervador, como siempre, observaba. No pudo evitar esbozar una sonrisa ante lo que veía. Una sonrisa que duró tan sólo unos segundos; los que tardó en empezar a preguntarse si el suyo no sería tan sólo otro mero punto de vista.