jueves, abril 19, 2007

Locura transitoria. Foucault

Avanzaba por el bosque de llamas intentando no quemarse mientras en su cabeza resonaba el timbre de una canción. Sus notas se expandían, casi le rozaban; y en el fondo una sensación. Era como el corte de una espada, casi como el roce de la piel de un melocotón. Nada tenía sentido; pero sin embargo ningún momento había sido tan sencillo como aquél. Nada que importe, nada de lo que tratar. El simple devenir, la cruda realidad. El chico siguió corriendo, feliz por aquel valle maldito en un vano intento de alcanzar el sol; y lo logró.

1 Comments:

Blogger Paranoide aliterado said...

Nadie que hubiera alcanzado el sol necesitaría narrar que tocó el sol.

4:46 p. m.  

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