martes, enero 16, 2007

Mascarada


No sabía porque había vuelto, porque se había sentado en el mismo sitio ni porque estaba pasando el mismo frío que entonces; en ese momento la vio. Un año; no esperaba encontrarla, pero allí seguía desde que todo ocurrió. Durante todo ese largo tiempo no se había movido de ese rincón tranquilo y apacible, fuera de la vista de todos. Al fin y al cabo a quién le iba a importar una cosa tan insignificante: ahora era tan sólo un trozo de tela tirado en la acera. Pero había vivido épocas mejores; épocas en las que sus colores habían destellado en el bombardeo de los focos. Unos colores que ahora se desteñían en los charcos de lágrimas y quedaban ocultos tras el polvo gris de los recuerdos que los cubría. Un año hacía que la había abandonado, y ahora volvía a recogerla entre sus manos, rememorando cada instante, cada hecho, cada palabra. Fue como verse a sí mismo reflejado en un extraño espejo. Un deformante espejo que mostraba armoniosa la deformada realidad. Y observando la máscara sujeta entre sus dedos sintió como su propia máscara caía por fin resquebrajada a sus pies. Con la cabeza gacha lanzó de nuevo la otra al suelo y se marchó. Pero mientras se iba no pudo evitar echar un último vistazo a aquel oscuro rincón dónde ahora reposaban las dos caretas unidas. Con el susurro de una lágrima que rodaba por su mejilla volvió a girarse y siguió alejándose nuevamente del lugar.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

"Porque yo no existo en verdad... sino sólo como ente, como algo ilusorio, y aunque pueda ocultarte mi mirada fría si me das la mano podrás notar que mi carne roza la tuya e incluso que tenemos estilos de vida parecidos... pero en realidad yo no existo"
Patrick Bateman

10:37 a. m.  

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